martes, 11 de enero de 2011

Sebastián Damunt Nincles, cocinero y bibliófilo


Agradecemos a quienes nos han llamado estos días. Pero les pedimos que escriban (scripta manent, verba volant), apoyando nuestra reivindicación de Teodoro Bardají. Efectivamente, no se comprende que en "La cocina en su tinta" se pueda haber dado semejante trato a la figura de Teodoro Bardají. Es como si en Italia se ignorase a Artusi, o en Francia a Escoffier.
Nosotros, fieles a nuestros principios de investigar, estudiar y divulgar de modo especial a cuantos vivieron, o viven, en torno a la figura de Bardají, vamos a referirnos hoy al cocinero y restaurador “Sebastiá Damunt i Nincles, bibliòfil gastronòmic”, fallecido en Barcelona, a la edad de 74 años el 7 de julio de 1983. El entrecomillado del nombre y el título, merecido, tal como apareció en su esquela, se debe en nuestra opinión a su hijo Sebastián Damunt Araguás, de madre aragonesa (Isabel Araguás, de Bellestar-Graus), cocinero también, amador de los libros de cocina, y ejemplar conservador del legado de su padre, que enriquece día tras día. Sebastián divulga a las claras, sin tapujos, a diferencia de otros que gustan ocultar lo que saben, para vivir en su torre ebúrnea "embaulados" egoístamente por su biblioteca gastronómica. Además, Sebastián hijo, lo que puede lo da, así, sin nada a cambio. Todo un ejemplo. Desde luego es nuestro amigo, y honra como nadie la memoria de su padre.
Es difícil en poco espacio hablar de su padre. Él viene haciéndolo en su blog, por lo que les invitamos a conectar a menudo, para conocer mucho de lo que ya ha dado al viento, con la libertad y magnanimidad que le caracteriza, y lo nuevo que periódicamente ofrece.
Nosotros hemos querido hablar algo de él, precisamente en estos días de la Exposición “La cocina en su tinta”, porque es un ejemplo paradigmático de lo que puede ser un cocinero, trabajador y culto. Este cocinero catalán, Sebastiá Damunt i Nincles, es una figura que simboliza y ejemplifica todo un periodo que, cuando sea mejor conocido y estudiado, a algunos les hará cambiar de idea: esa que está muy arraigada en nuestros días de que antes de los años setenta del siglo XX, no había ni sucedía casi nada en la cocina española. Son muchos los quen piensan que menos mal de los nuevos “profetas” que levantaron su voz entre nosotros y nos llevaron al paraíso de la “nueva cocina”.


El protagonista de nuestro post es un ejemplo que evidencia que no hay nada nuevo bajo el sol: En la Convención Internacional de Cocina Española de 1965 que tuvo como invitados, entre otros, a Álvaro Cunqueiro, a Victoriano Zorraquino, y al mismísimo Raymond Oliver del “Grand Vefour”, a Álvaro de Laiglesia y su show “juicio humorístico sobre el vino”, o a Camilo-José Cela que habló sobre su “Viaje al Pirineo de Lérida”…, como consecuencia de ese encuentro se publicó un “Decálogo de la Gastronomía Española” que exhortaba a cocineros y comensales a lo sincero, natural, y lo realista (…), tanto en la elección de manjares como de compañeros de mesa: “Llaneza, que toda afectación es mala”.
Este trabajo fue organizado por una Junta presidida por Néstor Luján, y por Horacio Sáenz Guerrero, y con varios vocales entre los que estaban Clodoaldo Cortés, Juan Cabané, Sebastián Damunt, Víctor Merino, Enrique Sordo, y otros. A Sebastián Damunt, fundador en El Masnou (Maresme) del "Restaurante Thebussem” (sobran comentarios), creado en 1953, se le consideraba “cocinero y profesor”. En otra Convención posterior, bajo el tema:“El abc de un buen restaurante”, en la que intervinieron José-María Busca Isusi, Luis Bettonica, Francisco Moreno Arteaga “Conde de los Andes” y otros, para hablar de gastronomía y recursos turísticos, Sebastián Damunt concedió una entrevista cuyo interés llega hasta hoy. En julio de 1971 se constituyó el “Consejo Español de Gastronomía” y ahí estaban Sebastián Damunt, Ramón Cabau –presidente-, Durán, Vicente Soley Font, etc. referentes catalanes que, aun contando la Exposición “La Cocina en su Tinta” con una solvente asesoría de origen catalán, no han merecido recuerdo alguno.
Algunos de nosotros no comimos en el "Restaurante Thebussem" de Sebastián Damunt (es precioso el recuerdo del día que fue Ignacio Domènech, o distinguidos monjes de Montserrat), pero sí en el que abrió junto a la catedral de Barcelona, “Restaurante El Tinell” , en la calle Frenería, cerca del Palacio Real Mayor: Aquí pudimos disfrutar de una oca con peras, todavía viva en la memoria. Muchos damos fe de cómo se comía en Cataluña, y el ambiente cultural que entonces se respiraba, también en lo culinario. Es el mítico mesonero “Cándido” quien contesta en una entrevista que el “apóstol de la cocina en Cataluña es Sebastián Damunt, sin olvidar la dinastía Domènech”(1973). El entrevistador era José Cruset Porqué (1912-1998), catalán, de madre aragonesa, escritor y poeta intimista, epígono de Pedro Salinas, que durante los años 1963-1980, escribió regularmente en “La Vanguardia”, y en otras publicaciones, con una rica y cuidada prosa, sobre temas diversos, sobre literatura los más, pero sin descuidar la gastronomía, una de las aficiones que cultivaba, dando muestra de gran cultura. Sus artículos bien merecerían una antología. Entre ellos estaría el que dedicó a su encuentro con Sebastián Damunt, y que publicó en “REVISTA de actualidades y letras”, en la sección “El mundo de Savarin, bajo el título “ Sebastián Damunt o la vocación”(1959). Magnífico retrato literario donde lo define como "investigador, técnico en sabores, estudioso de los aromas..."
Finalmente, dos notas: Una, sobre José Cruset: fue el traductor del italiano de la obra de E.C. Izzo, “La cocina exótica, insólita, erótica” (1970). Otra sobre el arriba citado, Enrique Sordo, escritor y periodista, amigo de Sebastián Damunt, para quien Damunt le escribió un epílogo sobre la cocina catalana [en la obra “Arte español de la comida”]: E. Sordo fue el traductor al español de la obra de Michel Guerard, “La cocina suculenta” (1983), con una presentación escrita por Néstor Luján. Demasiados temas, sugerencias y nombres en este post, traídos con intención bajo el pretexto de Damunt, amigo y seguidor de Teodoro Bardají. No se preocupen. Habrá nuevos días. Seguiremos profundizando en nuestra tarea señalada.

En la foto (que no se debe copiar) que encabeza el post aparece Sebastián Damunt (1958), sonriente como siempre, acompañado por miembros de la "Chaîne des Rotisseurs". A la izda., con gafas, se ve a David Marco, introductor en España de la "Chaîne des Rotisseurs". Otro nombre para el inventario. En la foto del centro, Sebastián Damunt en una de sus "peregrinaciones"(1958) a Ville-Neuve-Loubet frente al momumento de A. Escoffier.